Estaciones de la cruz

ESTACIONES

DE

LA CRUZ

CONSIDERACIONES GENERALES PARA LAS ESTACIONES DE LA CRUZ:


En el principio estas estaciones comenzaron como un peregrinaje de los cristianos a los lugares llamados “sagrados” en Jerusalén en los que Jesús vivió sus últimos días en la tierra. Por muchos siglos se trató de involucrarse activamente a seguir los pasos de sufrimiento que Jesús caminó. El número de estaciones ha ido variando según la época, yendo desde 5 hasta 36. Hasta que en el año 1731 se estableció en 14. También variaron las estaciones. Las que veremos nosotros son celebradas por la tradición Anglicana.

Piensa estas “Estaciones de la cruz”, como lugares en los que en Cuaresma te puedes sentar tranquilo a orar y reflexionar, rememorando hechos y palabras del Señor. Y aún, durante el año, te sucede algo, y puedes ir a la estación que refleja lo que estás viviendo, y encontrar consuelo, guía y ejemplo.


En el tiempo de las “Estaciones de la Cruz” aceptamos el privilegio incalculable de la invitación de Jesús a velar con ÉL en su tristeza y angustia desde Getsemaní hasta la muerte. Esta invitación es el comienzo de las “Estaciones” en el primer día.

En este período leemos durante el día los pasajes correspondientes, y buscamos releer y meditar en ellos, avanzando hacia nuestra imitación para poder seguirle. Si quiero seguir a Jesús, ¿cómo es que puedo hacerlo? Imitándole.

Vamos a transitar las “Estaciones de la Cruz” por 14 días:

1- leyendo el pasaje, determinando qué hizo Jesús y cuál fue su actitud en esa situación, 

2- en qué situaciones puedo imitarle en eso,

3- y finalmente orando a Dios. Pidiéndole perdón si no hemos estado siguiendo a Jesús en esas cosas que vimos en el pasaje, y rogándole socorro intensamente con clamor y humillación para nos ayude a seguir a Jesús en esto.


Ni bien nos despertamos cada mañana, nos forzamos para que el primer pensamiento sea Filipenses 2:8 (memorizado con anterioridad).


Mirando a menudo a Jesús por la meditación, toda tu alma se llenará de ÉL. Acá aprenderás de su virtud, y formarás tus acciones al modelo de las suyas. ÉL es la luz del mundo, y por eso en ÉL, por ÉL y con ÉL hemos de recibir gracia y luz. Habitando con nuestro Salvador por la meditación, y observando sus palabras, sus acciones y sus afectos, aprenderemos, mediante su gracia, a hablar, querer y obrar como ÉL.


Agustín de Hipona escribió: "La Pasión de Cristo no aprovecha más que a los que le siguen" (Sermón 304. 2).


Lucas 9:23:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” 

Oración cada día al comenzar:

"Jesús, entiendo que en estos días estoy aprendiendo de una forma especial lo que significan en mi vida tus palabras: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame’ (Lucas 9:23).

Gracias mi Señor y Maestro.

Seguirte no es ir delante tuyo. Seguirte no es hacer sin antes ver qué quieres tú y cómo lo haces tú. No es estar siguiendo qué esperan los demás de mí, o qué me parece a mí que sería bueno. Me consagro por completo a ser cristiano, dejo la forma de vida que intenta encontrar a cada paso cuál sería el camino más fácil, y tengo por basura toda gloria de este mundo.

Tomar mi cruz y seguirte es ir detrás tuyo, mirando y escuchando, e imitando qué haces tú y cómo tú llevas tu cruz. Y la actitud que tú tomas en este tiempo, es la actitud que yo abrazo con amor. Si quiero estar cerca tuyo, ir en pos de ti, me llamas a ser como tú en estas estaciones de la cruz. Sé que no hay otra manera de estar cerca tuyo que seguirte. Es cuando afirmo mi rostro y me determino a seguirte que tu Persona se hace tan notoria delante mío. Es cuando mis clavos penetran mis manos y soy puesto a tu lado en mi cruz, que te experimento tan íntimo, tan preciado, sobrenaturalmente Único.


Padre mío, Dios de toda gracia, dame toda la gracia necesaria para que esto pase de ser un anhelo y un intento, a una plena realidad en mi vida. 

 

Cada día. Soy siervo, no amo. Soy tuyo y tú para mí. E inmensamente feliz en todo esto.

Sal a mi encuentro y ya no me dejes vivir de otra manera.

‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame’.

Cristo, me entrego, me consagro, quiero ir en pos de ti. Fui creado para esto. Soy cristiano, amado inexplicablemente por encima de toda medida, tenerte lo es todo. 


‘Padre de gloria, dame espíritu de sabiduría y de revelación’ (Efesios 1:17) para contemplar ahora a Jesús en los evangelios. Revélame a mi dulce Cristo, y revela a Cristo en mí. Amén”.

Jesús escogió el camino de la tristeza y la angustia en oración...

Jesús se preparó en oración, los errores de los demás no lo cambian...

El odio y los celos llevan a muchos a querer encontrar pruebas contra Jesús, sin importar si esas pruebas son verdad..

Jesús soportó la traición de quien luego daría la vida por ÉL...

La hora en que visten a Jesús de púrpura es el momento en el que se burlan de su identidad...

Jesús es consciente de que más allá de quien lo va a crucificar que se ve, hay un reino espiritual que no se ve...

Jesús en todo momento sometido al Padre, pensando: "Detrás de todo esto hay una gran victoria"... 

Se humilló de tal manera para servirnos que no podía ni cargar su propia cruz...


Es normal en el ser humano caído la auto-compasión y el gusto por la compasión de otros cuando se sufre injusticias...


Jesús enfrenta la ceguera llena de necedad del ser humano caído que en oscuridad lo mata... 

Jesús, bajo la aflicción total, sigue siendo Jesús...


Dejó a un lado todo su intenso padecimiento y se ocupó de su madre y de su “discípulo amado”...


En ese momento los que le crucificaron vieron su gloria... 

En medio de la desolación, en el pasaje aparece un pequeño haz de luz...


Charles Simeon, en el siglo XIX

 "Fluyan todos tus gozos de la contemplación de su cruz".
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