MAITINES
devocional
"Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor" (Sal. 113:2).
Al comenzar a orar, debes hacerlo con fe (Santiago 1:6,7) en el Espíritu Santo (Judas 20). Sin esto es imposible
agradar a Dios (Hebreos 11:6), son solo afirmaciones con verdad pero que no afectan en absoluto el corazón y no dan el más mínimo culto a Dios. Cada petición debe ser creída y la ayuda del Espíritu Santo clamada como pobres en espíritu que tienen esta única oportunidad (Lucas 6:20,21,24,25; Santiago 4:6). No repitas nada por decirlo, si no es conjuntamente una petición en tu corazón Dios lo rechazará. Oralo y medítalo hasta que se haga
un anhelo propio.
Tiempo con Dios
SALMO 90:14
SALMO 5:3
MAITINES
Es sobre todo un tiempo de alabanza y súplica de la Iglesia con textos bíblicos.
A primera hora Maitines
En los primeros siglos, al comenzar el día, había 3 tiempos devocionales: Maitines (alrededor de las 2 ó 3 de la mañana), Laudes (antes del amanecer) y Prima (6 de la mañana). Nosotros resumimos esos tres tiempos en uno y nos quedamos con el nombre del primero: Maitines.
Nos despertamos antes del amanecer.
En el amanecer, los cristianos de los primeros siglos veían triunfar al poder de Jesucristo sobre el infierno en ese momento lleno de felicidad. E iban a Dios para pedirle que no les permitiese la miseria de abusar de su luz, que únicamente les daba para iluminar sus caminos, emplearla en su servicio y trabajar en su santificación. Era el gran tiempo de la "matutinae praece" ("oración matutina").
Nuestra vida está consagrada a la alabanza llena de amor y elogio de nuestro Dios. Por lo tanto, nuestro despertar es el comienzo. Nuestro primer pensamiento debe ser alabanza. En la alabanza y adoración a Dios el ser humano no solo encuentra la fuente de su vida, sino también su perfecto lugar, la adoración es la postura sana, buena y verdadera del alma. Es ahí donde todo se ordena, es el principio, la sabiduría fundamental de donde se deriva todo lo demás. "En los atrios de nuestro Dios florecemos" (Salmo 92:13).
Una tentación que intenta constantemente nuestra carne es la de distraernos con cualquier otra actividad que está relacionada con el Señor pero que no es ni alabanza, ni oración, ni meditación en la Palabra. Debemos usar de dominio propio y no ceder a esta trampa. Con este fin nos prohibimos a nosotros mismos absolutamente toda distracción como escribirle a alguien sobre lo que Dios nos está hablando, ver algún video, leer algo por internet, trabajar ministerialmente, etc...
Otra tentación es la de ponernos a continuar leyendo algún libro cristiano que estamos leyendo en ese tiempo. Necesitamos comenzar el día, primero en alabanza, y luego en clamor unido a la meditación de pasajes cortos de las Escrituras.
Si esos pasajes son los mismos que nuestros hermanos también están usando en ese momento, mejor. Eso combate nuestro orgullo e independencia carnal; y nos une en comunión.
Acá también evitar la tentación de querer ampliar lo leído con otros pasajes paralelos o complementarios (puedes encontrar otro momento del día para estudiar con detalle los pasajes que quieras). Necesitamos encontrar todo nuestro alimento en ese mismo pasaje. No es el mucho leer lo que guiará y alimentará, sino el cavar, profundizar, saborear, masticar y digerir cuidadosamente un pasaje a la vez. Lo que Dios quiere hablarnos está ahí, escondido muchas veces a nuestra mente, pero el Espíritu Santo está listo para revelárnoslo al releer y releer, orar y orar.
Y para focalizarnos memorizamos algunos pasajes de alabanza a Dios y los decimos como primeros pensamientos de la mañana.
Esta Hora, que se tiene con la primera luz del día, trae a la memoria la resurrección del Señor Jesús, que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (Juan 1:9) y el "sol de justicia" (Malaquías 4:2), con el que "nos visitó de lo alto la aurora" (Lucas 1:78).
Cipriano escribió en el año 258 d.C.: "Por la mañana se debe orar, para celebrar con la plegaria la resurrección del Señor" ("De Oratione Dominica". 34).
Cuando el sol va alzándose en el horizonte, levantamos con Cristo una gran alabanza al Padre celestial.
Plinio el Joven, en una carta a Trajano (año 112 d.C.), habla de la reunión matinal que los cristianos celebran para cantar a Cristo como a un Dios
Alabamos a Dios en nuestros corazones por el don fundamental: la Creación. Recién salida de la noche, esa gran obra realizada en el Verbo al comienzo de todos los siglos y que será restaurada por ÉL, nos recuerda la hora de la Resurrección de Cristo, cuando superada la noche del sepulcro y de la muerte, amanece como Luz del mundo y como principio de la nueva creación para la gloria del Padre y para la salvación de los hombres.
Basilio,
pastor de Cesarea del siglo IV
Liturgia 1
**Una de las seis oraciones recomendadas arriba.
**Elegir alguna canción de adoración.
**Orar los salmos de corrido según Calendario en sección Maitines.
**Orar la "Primera Oración Maitines" según Calendario.
**Calendario "Año Cristiano" que corresponde en el día.
**Padre Nuestro intercalado con peticiones del día.
**Regla para hoy según Calendario "Año Cristiano".
Liturgia para los domingos
**Salmos 51:15; 70:1; 86:3-12.
**Una de las seis oraciones recomendadas arriba.
**Orar Salmos 67; 51; 118 de corrido.
**Elegir alguna canción de adoración.
**Orar Salmos 148-150 de corrido.
**Calendario "Año Cristiano" del día.
**Letanía por aquellos que sirven en la Iglesia.
**Padre Nuestro intercalado con peticiones del día.
**Regla para hoy según Calendario "Año Cristiano".