Catecismo


7- LA SEGUNDA VENIDA DE JESÚS 

Hechos 1:6,7:

“6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 

7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.


En este tema escatológico, Missio mantiene una perspectiva "Premilenialista histórico”.


DIOS ENTRA EN GUERRA

En este discipulado estuvimos viendo que Dios, la autoridad suprema, dio la orden y todo vino a la existencia, y Dios, al ser la autoridad suprema, le dio la misión al ser humano, qué debía hacer; y le dijo al ser humano qué no debía hacer. 

Pero un ser importante de Dios, Satanás, se rebeló a Dios bajo la idea de: "Levantaré mi trono... y seré semejante al Altísimo" (Isaías 14:13,14). Y con esta misma idea generó una rebelión en el cielo, arrastrando a la tercera parte de los ángeles.

Y luego Satanás, tentó al ser humano con esta misma idea de ser su propio dios, y así hizo participar al ser humano en esta rebelión contra Dios.


Y sucedió algo terrible. No solo la muerte entró al la existencia humana.

Satanás se había presentado como el consejero para la libertad. “Dios es un tirano ególatra que quiere ser el centro de todo pero en realidad no lo necesitamos, podemos ser nuestros propios dioses alcanzando por nosotros mismos nuestro propio bien”.

El ser humano le creyó y le hizo caso, y Satanás lejos de guiarlo a la libertad pasó a ser el amo del ser humano.


Satanás hizo que el ser humano se rebele a la autoridad de Dios, y una vez rebelde a Dios, Satanás estableció su reino en la Tierra y el ser humano pasó a estar bajo su dominio.


El hombre, lejos de deificarse y pasar a ser una autoridad libre, quedó bajo el dominio de otro amo: Satanás. Y así, al estar bajo su autoridad, Satanás tomó dominio de la Tierra. El Creador había puesto al hombre como autoridad sobre la Tierra (Salmo 8:3-8). Por lo que al desobedecerle, y aliarse con Satanás, le entregó a él su autoridad sobre la Tierra (Lucas 4:5,6). 

De esta manera Satanás consiguió trasladar su guerra contra Dios a la Tierra.


Así Juan 12:31 llama a Satanás el “príncipe de este mundo”, 2 Corintios 4:4 “el dios de este siglo”. 

“Sabemos que somos de Dios (los que estamos en Cristo), y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19).


Satanás formó un reino en la Tierra en oposición al de Dios. Hebreos 2:14 llama a este reino “el imperio de la muerte”. 

¡El ser humano, al rebelarse a Dios, quedó bajo la autoridad del reino de Satanás, y no puede escapar por sí mismo! ¡Es un esclavo!


De esta manera, Dios, la autoridad suprema, entró en guerra contra el reino de rebelión, para:

1- rescatar al ser humano del reino de Satanás,

2- volver a establecer con el ser humano su reino de autoridad sobre la Tierra.


JESÚS ESTABLECERÁ EL REINO EN SU SEGUNDA VENIDA

Para esto, como vimos en la sección pasada, Dios ejecuta todo su plan prometido a través de los profetas, por medio de Jesús.

Jesús es quien cumple todo lo que Dios prometió que haría desde Génesis 3:15 hasta el final.

Jesús fue “hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7) y tomó el lugar del ser humano. El lugar del ser humano condenado por su rebelión. Al morir en la cruz recibió el castigo que todos nosotros merecíamos por el pecado (Isaías 53:5). Así trajo salvación al ser humano. En el mismo momento que Jesús murió, todo el que cree en ÉL queda libre de pagar la condena por el pecado. El pago suficiente fue hecho delante del Juez, Dios; por Jesús y su muerte. Todo el que cree en Jesús queda libre. 


En Jesús fuimos rescatados por Dios. Ya el reino del diablo no tiene autoridad sobre nosotros. En Jesús, Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas”. Ahora estamos bajo otro reino.

¿Qué leímos en la sección pasada en Colosenses 1:13? ¿A qué reino fuimos trasladados?

“el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, Y TRASLADADO AL REINO DE SU AMADO HIJO”.

Fuimos trasladados al reino de Jesús. El reino de su amado Hijo. Hechos 26:18 dice que cuando rendimos nuestra vida a Jesús pasamos “de la potestad de Satanás a Dios”.

Ahora Jesús es nuestro Señor (Romanos 14:9). Nos arrepentimos de la rebelión contra el reino de Dios, recibimos perdón en Jesús, y pasamos a someternos al Señor Jesucristo. ¡Es un cambio de Señor!


Ya no somos nuestros propios dioses.

Ya Satanás no es nuestro amo.

Ya no formamos parte del reino de rebelión contra Dios.

Los que creemos en Jesús, Jesús es nuestro Señor. Rendimos nuestras vidas al reino de Dios. ¡Y esa es la salvación de Dios!


Tres días después de su muerte en la cruz, el Padre resucitó a Jesús, y pasó 40 días con sus discípulos. En esos días los discípulos le hicieron la pregunta realmente central, importante, que leímos al principio:

Hechos 1:3:

“a quienes también (se refiere a los apóstoles), después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios”.


Una vez resucitado, ¿de qué les hablaba Jesús?

“Del reino de Dios”.

 Hechos 1:4-6:

“4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 

5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

6 Entonces los que se habían reunido (le hicieron la gran pregunta) le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”.


Dicho de otro modo: “Te vimos morir, y te vemos resucitado. No cabe duda de que eres el Hijo de Dios prometido. Tú eres el Señor, quien tiene que establecer el reino de Dios prometido. ¿Cuando vas a establecer el reino de Dios en la Tierra?”.

“Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”.


Dios había prometido que vendrías. Ya viniste. ¿No vas a establecer el reino?

¡Esa es LA pregunta!


Y Jesús responde:

Hechos 1:7:

“Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.


Jesús responde que ÉL establecerá el reino de Dios en la Tierra cuando el tiempo de su Padre se cumpla. Eso, dice Jesús, “está en la sola potestad” del Padre.

Y agregó:

Hechos 1:8-11:

“8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 

9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 

10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 

11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.


Como los apóstoles vieron que Jesús ascendió a los cielos, así, de la misma manera Jesús volverá a la tierra. 


Los discípulos de Jesús se quedan con la historia inconclusa. Falta que el Hijo de Dios establezca el reino de Dios, Jesús asciende a los cielos delante de sus mismo ojos, se les aparecen ángeles y les dicen: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.

¡Esta es la promesa de la segunda venida de Jesús!

Jesús, la noche antes de morir en la cruz, nos prometió: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez” (Juan 14:2,3).


¡Esto es realmente central en el Cristianismo! ¡Todos los cristianos creemos esto y esperamos esto!


EL ANTICRISTO

La Biblia anuncia que “se multiplicará la maldad” (Mateo 24:12), “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13), habrá “guerras y rumores de guerras... se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:6,7), “terror" (Lucas 21:11), persecución contra los cristianos (Mateo 24:15-22; Apocalipsis 13:7; Daniel 7:21) un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1), “desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra” (Lucas 21:26) y un gran abandono de muchos de la fe cristiana (Mateo 24:12).


Y, el profeta Daniel, anuncia que “cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro” (Daniel 8:23), con "un poder engañoso” (2 Tesalonicenses 2:11). 1 Juan 2:18 llama a este hombre “el Anticristo”, “cuya venida es por obra de Satanás” (2 Tesalonicenses 2:9).

Apocalipsis 13 dice que este Anticristo dirigirá un gobierno que dominará gran parte del mundo.

Hipólito, pastor en Roma, escribió a principios del siglo III: “El Anticristo, instrumento de Satanás, cuando reine empezará a sublevarse contra Dios… y dominará por 3 años y medio, persiguiendo a la Iglesia… hasta que el mundo entero venga a su consumación y se manifieste desde los cielos nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en el que tenemos esperanza” (“El Anticristo”. 57-64). “Se sentará en el templo de Jerusalén, tratando de mostrarse a sí mismo como el Cristo, y por tres años y seis meses dominará la tierra, persiguiendo a los santos” (Ireneo de Lyon - “Contra las Herejías”. 5.25.1-5).

Este gobernante “se opondrá y se levantará contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios" (2 Tesalonicenses 2:4), e impondrá un sistema que lo controlará todo (lo cual ya se puede implementar hoy en día con la Inteligencia Artificial) imponiendo la obligatoriedad de utilizar una marca en la mano derecha o en la frente, sin la cual nadie podrá comprar ni vender (Apocalipsis 13:16,17), y perseguirá a todo el que no se sujete en todo a ÉL (Apocalipsis 13:14-18;14:9;14:11,16:2;19:20;20:4). Parecido al sistema chino actual de crédito social.


¡Este será el último gran imperio humano en rebelión contra Dios!


EL ARREBATAMIENTO

Cuando este Anticristo y su imperio crean que avanzan con todo éxito, les vendrá el fin. 1 Tesalonicenses 5:3 profetiza: “Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina”.


En ese momento la Iglesia vivirá exactamente lo mismo que Jesús. Los apóstoles vieron que Jesús ascendía vivo a los cielos con un cuerpo resucitado. Así, dice 1 Tesalonicenses 4:16,17 que “los muertos en Cristo resucitarán primero”. Luego los cristianos que estén vivos en ese momento, “serán arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire”, y los unos y los otros en ese momento “serán transformados” (1 Corintios 15:52) en un cuerpo de resurrección semejante al de la gloria de Jesús (Filipenses 3:21).

¡A esto se le llama “el Arrebatamiento” y sucederá en el final de la era llamada “la gran tribulación” (Mateo 24:29-31)!

A partir de ahí Dios comenzará la restauración del pueblo de Israel en la tierra (Romanos 11:25-28; Apocalipsis 7:1-7; Isaías 59:20; Jeremías 23:5,6; Zacarías 8).


LA SEGUNDA VENIDA

Ahí Apocalipsis 19:7-9 nos dice que celebraremos “las bodas del Cordero”. La unión final de la Iglesia con Cristo.

Una fiesta indescriptible de unión plena entre Jesús y su Iglesia.


Mientras tanto en la Tierra se desatará la ira de Dios contra todo el reino de rebelión de Satanás (Apocalipsis 8,9, 15-18; Salmo 5:4-6; 9:8; Joel 2:11; Nahum 1:3; Génesis 18:25; Malaquías 4:5).


Una vez terminada la cena de las bodas del Cordero en el cielo, y la ira de Dios en la tierra, llegará el momento sublime: la segunda venida de Jesús a la tierra (Apocalipsis 19), arrojando a Satanás por mil años en un “abismo” prohibiéndole actuar en la tierra por ese período (Apocalipsis 20:1-3).

Ahí los cristianos serán juzgados por Cristo según lo que hayan hecho en la tierra. Apocalipsis 20:4 narra: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios”. Por un lado en este versículo encontramos tronos y personas en esos tronos preparados para juzgar. Por otro lado también hay personas que sufrieron por Cristo listas para ser juzgadas. 

Así Romanos 14:10-12 afirma: “Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo… De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Y 2 Corintios 5:10 añade: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.

(Mateo 16:27; Apocalipsis 22:12; 1 Corintios 3:8; 15:58; 3:13-15; 1 Juan 2:8; 1 Corintios 9:25-27; Mateo 25:31-46; Hebreos 6:10; Mateo 10:41,42; Gálatas 6:6,7; Lucas 14:13,14; Apocalipsis 11:18; 1 Corintios 4:3-5; Apocalipsis 2:23).

Ahí sí Jesús, junto a la Iglesia, descenderá del cielo como se fue, y reestablecerá el reino de Dios en la Tierra (Apocalipsis 2:26,27; 20; Daniel 7:26-28).


CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA

Habrá un período inicial de reino de paz (Apocalipsis 20:1-6; Isaías 11:1-10; Daniel 7:13,14; 2:44; Isaías 32:1), después de esto un juicio final (Apocalipsis 20:11-15). Ya no será permitido ningún tipo de maldad e injusticia en la sociedad. Tres veces Apocalipsis afirma que Jesús regirá en ese momento con “vara de hierro” (Apocalipsis 2:27; 12:5; 19:15; Isaías 2:4; Miqueas 4:3), cumpliendo así el Salmo 2:8,9.

Será un tiempo de paz absoluta en la tierra, donde nada ni nadie le hará daño a otro (Isaías 11:6-8), y el conocimiento y la adoración del Dios verdadero estará en toda la tierra “como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Dios será exaltado en todo lugar (Isaías 33:5), y nuestros “ojos verán al Rey en su hermosura” (Isaías 33:17). Por tanto la vida estará llena de gozo pleno (Isaías 12:3-6). Como escribió Tertuliano en el siglo III: “Confesamos que se nos ha prometido un reino sobre la tierra, pero en otro estado de existencia; ya que será después de la resurrección. Será por mil años” (“Contra Marción”. 3.25).


Y por último Dios restaurará por completo la Tierra a su diseño original (Apocalipsis 21,22; 2 Pedro 3:7-13; Isaías 65:17; 66:22).


¡Esta es la promesa de Dios!:

Apocalipsis 21:1-8:

“1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.


Y aquellos que buscaron independizarse por completo de Dios, ÉL los entregará a lo que querían, y los dejará sin una milésima de su Persona ni su misericordia y poder. Por lo que, en la ausencia de su misericordia y poder, según 2 Tesalonicenses 1:9, “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder”, en “tribulación y angustia” (Romanos 2:9), “lloro y crujir de dientes” (Mateo 22:13), “castigo eterno” (Mateo 25:46).


En ese momento absolutamente todos los enemigos de Dios serán vencidos por completo. 1 Corintios 15:24,25 dice que Jesús “suprimirá todo dominio, toda autoridad y potencia” en rebelión contra Dios, reinando “hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies”. Y el versículo 25 agrega que “el postrer enemigo que será destruido es la muerte”.


Pero los que rendimos nuestras vidas al Señor, viviremos en la más plena comunión íntima con Dios para siempre (Apocalipsis 21:3,22; 22:4), Dios mismo borrará de nuestros corazones por completo todo dolor que hayamos vivido y nos asegura algo que es tan difícil de comprender mientras vivimos en este mundo: una vida plena sin sufrimiento (Apocalipsis 21:4), un lugar donde mora la justicia (2 Pedro 3:13); disfrutaremos de lo que Dios llama “vida” (Apocalipsis 21:6), heredaremos junto con Jesús todas las cosas (Apocalipsis 21:7), viviremos disfrutando de cómo es Dios (Apocalipsis 21:23), admirándole (2 Tesalonicenses 1:10), y manifestando cómo es ÉL (Apocalipsis 21:24-26), serviremos a Dios (Apocalipsis 22:3), y reinaremos sobre todo (Apocalipsis 22:5).

Veremos con nuestros propios ojos el cumplimiento del 100% de las promesas de Dios para con sus hijos. ¡Las buenas nuevas de salvación serán nuestra realidad absoluta!

¡Dios volverá a ser el centro de la vida humana! ¡Y es lógico, justo y bueno que sea así!


Dios nos dijo en Isaías 65:18,19: “os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado… me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor".



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