Catecismo


12- CRISTIANO 

Mateo 28:18-20

“18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.


QUÉ SIGNIFICA

La palabra “cristiano” viene del griego “jristianós”, adjetivo compuesto del sustantivo “Jristos”, “el Cristo” o “el Ungido”. De esta forma, un cristiano es alguien relacionado de alguna forma con Cristo. La palabra empieza a usarse por primera vez en Hechos 11:26, en la ciudad de Antioquía. No se sabe si el nombre fue inventado por los cristianos mismos, o por sus enemigos. Pero aún si fue usada al principio como una palabra de burla, la Iglesia empezó a usarla con gozo. El término sólo aparece dos veces más en el Nuevo Testamento (Hechos 26:28 y 1 Pedro 4:16).


Históricamente se ha usado por tres razones:

1- los creyentes seguimos a Cristo y por tanto buscamos imitarle. 

1 Juan 2:6:

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.

1 Juan 4:17:

“... como ÉL es (refiriéndose a Cristo), así somos nosotros en este mundo”. 

2- los creyentes son ungidos con el mismo Espíritu con el que Jesús fue ungido (Hechos 2). El Espíritu Santo ungió a los creyentes de la misma manera que al Ungido. ÉL es el Cristo (el Ungido), y sus discípulos los cristianos (los ungidos).

3- los cristianos, al igual que Cristo, fueron ungidos por Dios, separándolos del mundo (Juan 15:19; 17:16-18), para la misión antes del establecimiento pleno del reino de Dios.


EL CRISTIANO NO VIVE COMO EL MUNDO

Así el cristiano “resplandece como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15), y su luz alumbra delante de los hombres para que Dios sea glorificado (Mateo 5:16), “en medio de una generación maligna y perversa” (Filipenses 2:15).

Jesús no dijo que sus discípulos serían reconocidos solamente por estar de acuerdo con las doctrinas correctas, sino por su conducta, cuando afirmó: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). 


Mucha gente dice ser cristiana basada en que asiste a eventos cristianos cada domingo, en alguna clase de oración que repitió, o que dice creer en Dios (Santiago 2:19).

Pero el cristianismo genuino no es algo invisible (Tito 1:16). La fe verdadera puede verse (1 Juan 4:7,8).

A un cristiano ineludiblemente se lo reconoce por el fruto visible de la obra de Dios en él (Santiago 2:14-26; Gálatas 5:19-24). “Sin santidad nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). El llamado bíblico al cristiano es: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Pedro 1:14,15). “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:7). Él debe “guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27) para “agradar a Dios” (1 Tesalonicenses 4:1), y para mostrar con su honradez e integridad que lo que alguien pueda murmurar como si fuera “malhechor”, quede demostrado por su “buena conducta en Cristo”, que es mentira (1 Pedro 3:16). Los “39 Artículos de la Religión” de la Iglesia Anglicana, dice: “Las buenas obras son agradables y aceptables a Dios en Cristo, y brotan necesariamente de una fe viva y verdadera, de tal manera que por ellas se puede conocer una fe viva tan evidentemente como un árbol es juzgado por su fruto” (Artículo XII).


Una persona que continúa practicando el pecado no es cristiana (1 Juan 3:8,9), sino que sigue en sus delitos y pecados (Efesios 2:1; 5:5-7), por lo tanto “no heredará el reino de Dios” (1 Corintios 6:9,10).


DISCÍPULO DE JESÚS

El cristiano es un discípulo de Cristo (Hechos 11:26) que busca cada día poner en práctica las palabras de su Maestro (Juan 13:15).

En el Nuevo Testamento a los seguidores de Jesús se los llama "cristianos" 3 veces, “nazarenos” 1 vez, "creyentes" unas 26 veces, mientras que se los llama "discípulos" ("madsetés" en griego) más de 250 veces.


En el pasaje que leímos al principio, podemos ver el mandato de Jesús a la Iglesia ni bien resucitó:

Mateo 28:18-20

“18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.


La Iglesia debe hacer discípulos. Y cómo vemos en las mismas palabras de Jesús, un discípulo debe bautizarse en agua y obedecer las palabras de Jesús.

En la época de Jesús, un judío que decidía tener una vida dedicada a Dios, elegía un maestro para seguir. La persona decía: "Yo quiero ser como este maestro. Quiero aprender a sus pies porque quiero esa forma de vida para mí, quiero ser como él".

Jesús afirmó: 

Lucas 6:40:

"El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”.


Todo cristiano es llamado a ser discípulo de Jesús y esto significa que seguirá a Jesús y pondrá las enseñanzas de Jesús primero en su vida, no importa lo que le cueste a sí mismo. De modo que un discípulo cristiano es una persona que está determinada a seguir a Jesucristo, con el deseo de aprender de ÉL y vivir según su ejemplo.


1- Un discípulo es una persona que vive continuamente según la Palabra de Jesús. No son personas que siguen sólo ocasionalmente las palabras del Maestro, sino personas que se comprometen a llevar hasta el fin sus enseñanzas de una manera disciplinada y confiada. Jesús es nuestro Maestro. 

Juan 13:13-17 (luego de lavar los pies a los discípulos):

“13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.

14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.

15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.

17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”.


2- Un discípulo es una persona que confía su vida completamente al Señor. Jesús quiere que confiemos en ÉL a cada paso, mientras lleva nuestra vida y la moldea según su voluntad (Mateo 6:24; Juan 10:1-18).


3- Un discípulo es uno que vive una relación fructífera con Jesús (Juan 15:4-5). Nuestra unión con Cristo hace posible una vida a través de la cual otros pueden ser salvos. Cuando un árbol está tan lleno de savia que ya no la puede aguantar, ¡el resultado es el fruto! Cuando un cristiano está lleno de Cristo, otros lo ven y oyen sobre ÉL y así rinde sus vidas al Señor. 


4- Un discípulo es uno que está comprometido con un amor incondicional y de sacrificio por otros (Juan 13:34-35). Este no es ningún amor humano ordinario sino que se trata del recibir un amor absoluto que nos transforma e impulsa hacia otros (2 Corintios 5:14). Así nos olvidamos de mal gastar la vida dedicados al sin sentido del egoísmo. 


5- Un discípulo es uno que está dedicado al cumplimiento de la comisión de Cristo (Mateo 28:18-20). La meta de nuestro discipulado debería ser la de hacer otros discípulos.


PARA CRISTO

Todo discípulo de Cristo debe estimar a Dios por encima de todo, en todo lo que hace; sea su empleo, sus estudios, sus posesiones materiales o cualquier otra cosa de este mundo; todo es visto como un medio para servir a su Señor. Cristo “por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15). Ya que “si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven” (Romanos 14:8,9). “Nosotros somos para ÉL” (1 Corintios 8:6). Parte de un “pueblo propio” que Jesús hizo “para sí” (Tito 2:14).


Si no tienes la intención de ser discípulo de Jesús, la Iglesia cristiana no es para ti. La iglesia cristiana es para todos aquellos que tomaron la firme e inquebrantable decisión de ser discípulos de Jesús.




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